Gracias...
Si le tengo que agradecer a alguien el tener una habilidad y una maña especial para las actividades manuales, tú eres la primera persona que puedo recordar a quien se lo debo. No eres la única, pero eres muy importante y es justo que te recuerde...
Desde siempre te he visto crear objetos preciosos, delicados, perfectos hechos con mimo, casi con devoción...es increíble que salieran de tus manos...
Lo digo porque las recuerdo ya con arrugas, manos de dedos curvados, deformados por la acción del trabajo duro, el frío y el paso del tiempo...
También recuerdo con admiración la fuerza y el carácter que siempre mostrabas. Seguramente por eso saliste adelante a pesar de todo... Desde muy pequeña sin madre, lejos de tu casa y los tuyos, sin maestros, sobreviviendo al dolor y el miedo de la guerra; en un tiempo cruel sin apenas oportunidades...
Más tarde y superado todo eso, cuando una calma apacible había llegado por fin a tu vida... de nuevo a la batalla; la más dura, la más difícil.
Durante años libraste una lucha diaria e inútil contra la terrible enfermedad que iba llevándose a tu marido. Lenta e inexorable, le fue robando todos vuestros recuerdos sin que pudieras hacer nada por rellenar ese enorme vacío... hasta que ya no hubo nada más que llevarse... hasta que incluso tu nombre hubo desaparecido...
Tierna pero resistente y dura a la vez : los pies hundidos en el suelo y el corazón rebelde, honesto, libre... ¡cuánto tuvo que costarte aceptar algunas cosas...!